Estilo Braza

 NATACIÓN

Estilo Braza

La braza es el estilo de natación más antiguo que se conoce. Se cree que se originó en el antiguo Egipto, donde los nadadores imitaban el movimiento de las ranas. Desde entonces, ha evolucionado y se ha perfeccionado hasta convertirse en uno de los cuatro estilos oficiales de la natación competitiva.

La braza es un estilo que demanda precisión y coordinación, dado que cualquier desviación puede afectar el desempeño y la eficiencia. Aunque no es el estilo más veloz ni eficiente en términos de energía, ofrece ciertas ventajas:

- Versatilidad: Se adapta a diversos ritmos y propósitos de entrenamiento, permitiendo desde prácticas lentas hasta rápidas, según las necesidades del nadador.

- Complejidad muscular: Trabaja todos los grupos musculares del cuerpo, especialmente los pectorales, dorsales, cuádriceps y glúteos, mejorando la flexibilidad y la movilidad articular.

- Relajación: Al mantener la cabeza fuera del agua, ofrece una experiencia relajante que alivia el estrés y mejora el ánimo, permitiendo disfrutar del entorno y la sensación de flotar.

- Accesibilidad: Es recomendable para personas principiantes, embarazadas, adultos mayores o aquellos con problemas de espalda, ya que es fácil de aprender y genera poco impacto en las articulaciones.

¿Cómo se ejecuta este estilo?

La técnica del estilo braza en natación implica un movimiento coordinado de brazos y piernas mientras el nadador flota boca abajo en el agua. Los brazos realizan un movimiento simultáneo hacia adelante y hacia afuera en un patrón circular amplio, mientras las piernas ejecutan una patada en forma de rana. Durante la fase de recuperación de los brazos, la cabeza se eleva del agua para inhalar aire, volviendo a sumergirse durante la fase de empuje de los brazos. Mantener una buena coordinación entre estos movimientos es crucial para maximizar la eficiencia y velocidad en el agua, haciendo que la práctica constante y la atención a los detalles sean fundamentales para mejorar en este estilo.